En un mundo cada vez más incierto, hipermediatizado y líquido (Bauman, 2009), donde la aceleración constante nos empuja a situarnos en un espacio crecientemente ansioso, estresado o deprimido, se hace necesario educar en el autoconocimiento y las emociones, de manera que las nuevas generaciones reviertan este panorama hacia el bienestar y la plenitud. ¡Potenciar, fortalecer y educar a la primera infancia es urgente!
El desafío central de este texto es adquirir las técnicas de relajación, para ser aplicadas en la naturaleza, educando y valorando de forma lúdica a niños y niñas desde los dos a los siete años de edad.
Y, en esta naturaleza se encuentran los niños y niñas, escuchando el movimiento de los árboles y la hierba, oliendo el aroma de las flores, sintiendo la lluvia, mirando los colores del atardecer, el paisaje de las montañas, percibiendo el silencio del desierto, el movimiento de las olas del mar. Ellos son aprendices sensoriales, se encuentran percibiendo numerosos estímulos y muchas veces más de una emoción a la vez. Las técnicas de relajación abren todo un mundo de posibilidades en el aula, en el hogar, en la familia, en el recreo, proporcionando placer y satisfacción personal a lo largo de su vida.