Elvira Hernández suena y resuena como una de las voces vivas más vivas de la poesía hispanoamericana
«Una luz cruza como una cuchillada», dice un verso de Elvira Hernández que da buena cuenta de lo que sucede en toda su poesía: a veces casi transparente, otras enigmática o colmada de zonas enrarecidas, de rincones oscuros, siempre hay en ella relámpagos que iluminan nuevos sentidos, desquiciando las imágenes trilladas y el lenguaje degradado de la política, los medios y los negocios. Los trabajos y los días antologa una obra de ya treintaicinco años, reestableciendo el orden en que fueron escritos los libros de la autora (incluidos dos inéditos, Cultivo de hojas y Pájaros desde mi ventana), lo que permite por primera vez acceder a la modulación de una de las voces más singulares de la poesía chilena.