Salir, escrita y publicada por primera vez en dictadura, es la primera novela de Guadalupe Santa Cruz. «Para ser, se necesita una historia: los juntará, pedazo a pedazo, hasta conseguir frases que la digan, que asemejen un cuento»: así la narradora emprende la tarea de reunir la memoria en un cúmulo de fragmentos que nos hablan de un viaje. Viaje mental y corpóreo que pasa por la infancia, la casa familiar, la tortura, el exilio en Bélgica, el amor, la pérdida del amado y el retorno a Santiago. Esta prosa opaca, porosa, hinchada de sentido, en busca de compañía –«escribe por acompañarse, a fin de concluir estos días irresueltos, sin país»– encuentra sitio en un entre, en una zona entre palabra y silencio, entre hogar y desarraigo, entre memoria y olvido, entre grito y canto. Santa Cruz escribe en el límite del lenguaje, en las grietas de los vocablos, ahí donde la experiencia satura y rebasa las fronteras de lo decible.