El primer monumento en homenaje al Che Guevara no se levantó ni en Argentina, ni en Cuba ni en Bolivia: se construyó en un barrio de clase media de Santiago de Chile, y fue parte de un proyecto ambicioso y hasta ahora desconocido: crear un Jesucristo latinoamericano. La obra, de casi 10 metros de alto, se inauguró en 1970 durante el gobierno de Salvador Allende. Fidel Castro la visitó y comentó que era primera vez que veía a un amigo convertido en bronce. En septiembre de 1973 Pinochet ordenó, personalmente, hacer desaparecer la estatua. Juan es guionista y una empresa latinoamericana de streaming le acaba de comprar una idea: una serie documental sobre la construcción del primer monumento al Che. Junto a Celia, la coguionista 16 años menor, deciden iniciar la primera búsqueda oficial de la estatua mientras en el camino se van cruzando con todo el fetichismo mundial en torno al Comandante. En Revolución, la nueva novela de Juan Pablo Meneses, el autor vuelve a cruzar la ficción literaria con la crónica, para revelarnos cómo se inició en Chile el culto mundial a la figura del Che.
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