Un hombre espera el final. Podría ser una despedida, un desengañado mascullar mientras cae la noche y la realidad se repliega, desvalida de dioses o señales trascendentes que aseguren su retorno, su consistencia perdida. Y sin embargo no, a ese hombre aún le quedan fuerzas para celebrar el instante y elogiar el Ser, aunque sea en sus cenizas. La noche –metáfora de la muerte y del ocaso de las certezas– no termina por ello de caer en este nuevo libro de Virgilio Rodríguez, poeta siempre secreto y profundo. Por fuerza de la poesía, la realidad irradia aún, a pesar de todo.