La descripción de hechos y emociones fuertes marcan la energía y la eficacia del
decir de la poeta venezolana Yolanda Pantin (1954), que sin florituras es capaz de
exponer la belleza y la furia del mundo, del mismo modo en que, sin acentuar demás,
sin desafinar la lira, puede mostrar cómo “donde hubo belleza / quedó el cuerpo
tendido”.
Entre uno y otro afán, su poesía va cambiando de formas, moviéndose con la
agilidad del viento entre el poema extenso y el brevísimo, la composición tenue y
sutil y la prosa reflexiva, y de tal modo, sin descuidar nunca el tanteo y la exploración
del presente, atiende a la memoria lo mismo que al porvenir.
Así, lo perdido o lo inalcanzado, la “luz que ya no era” tiene, por oficio de su
gran arte, la capacidad de seguir alumbrándonos.
VICENTE UNDURRAGA