Esta obra contribuye a pensar Octubre como una impugnación popular y contrahegemónica a la fractura de los “dos Chile” -el de la élite y el de “los que sobran”- que distribuye la vida de sus habitantes desde su fundación y que se ha consolidado tras el régimen neoliberal chileno. Pero también es una invitación a que, más allá de la creación de una nueva constitución, Chile y sus gobernantes trabajen por resolver esta desigualdad estructural que el proceso octubrista devela. En palabras del autor: “Cuando se olvida la desigualdad, se olvida Octubre”.