El presente ensayo explora las articulaciones semánticas, políticas y estéticas del concepto de comunidad a través del análisis crítico que le imponen las imágenes cinematográficas. Las vanguardias artísticas y el realismo cinematográfico, en el intento de organizar una reflexividad política de lo visual en América Latina, evidencian desplazamientos, descalces y aporías en el acontecer visible de la comunidad. De tal modo, en el contexto fílmico latinoamericano de los años 1960 y 1970, la comunidad interpela la posibilidad de un cine político a partir de las siguientes interrogantes: ¿qué imágenes pueden validar al pueblo ocurriendo más allá de la población económica? ¿El cine imagina ese lugar, después de la fábrica, donde el movimiento fílmico y el movimiento social traman desenlaces inesperados a los de la producción? ¿Puede hacerlo si su tecnicidad es la misma que se usa para la desaparición de los rastros existenciales de los otros? Precisamente, El ojo mecánico trata de los cuerpos y la conciencia de los otros, de las materialidades sensibles y las categorías políticas, de las tensiones infinitas que atraviesan los repartos de identidad y las esperas de visibilidad, finalmente, de una escritura política de las imágenes entendida como una dotación reveladora que permita alojo recoger la inmaterialidad del mundo, exponer la crueldad de su existencia y liberar a las prácticas sociales de la sumisión a lo idéntico.