En la Escuela Nacional Superior de Artes Gráficas, Antonio Quintana, tal vez el más grande fotógrafo de Chile, tuvo un discípulo destacado que habría de acompañarlo por décadas en el arte de la luz: Domingo Ulloa. De su maestro, Ulloa no sólo heredó la cátedra de Periodismo fotográfico en la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile, sino también la rigurosidad en los temas, la sensibilidad artística y social, y el dominio de la técnica; el encuadre y el arte del laboratorio.
Maestro exigente y metódico, Ulloa formó durante veinte años a más de mil periodistas en la disciplina fotográfica, que recuerdan su talante de artista sensible e imborrable. Uno de ellos, Víctor Mandujano, ha querido ir más allá de las remembranzas para concretar este libro como el homenaje que el gran Ulloa sobradamente merece.
Además de la docencia, el maestro Ulloa retrató al país de norte a sur: ríos, mares, caminos y muchedumbres.
Parte importante de su trabajo sirvió como base para la Exposición Rostro de Chile, de octubre de 1960, patrocinada por la universidad, que recorriera los continentes con trescientas cincuenta ampliaciones de gran formato. La itinerancia de la muestra concluyó en 1969, en la Feria Mundial de Osaka. Cincuenta de las fotografías que integran este volumen formaron parte de aquella muestra que revelaba Chile al mundo.
En cada una de estas fotografías, Ulloa hace gala de su refinado arte analógico, de su conmovedora intuición y de su arrebatada poesía.
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