Acercándose a la cotidianidad a través de sus sutilezas, Kitano escribe en este título tres relatos sobre la infancia en los que, cruzando la tradición de lo viejo con lo moderno, sugiere que lo determinado tiene el fantasma de lo indefinido. Los personajes de estos relatos se buscan en ese intersticio, una puerta singular para observar la condición humana. Esta obra es un puente para entender Japón, y para adentrarse en la lógica de uno de los hombres clave de la cultura nipona y mundial.