Este libro se centra en el estudio de las fiestas y el carnaval en el norte chico, región que desde las primeras décadas del siglo XIX fue el receptáculo de amplios contingentes poblacionales que se trasladaban a desempeñarse en la minería que vivió un ciclo cupro-argentífero de esplendor, transformándose en el escenario donde se desarrolló una particular sociabilidad en torno a las fiestas religiosas, el carnaval y las fiestas patrias. Durante el período, el proceso de modernización suscitado en la región enfrentó el duro trance de una sociedad en que se confrontaba un mundo tradicional con la constitución de los elementos definitorios del Estado moderno. Este cambio produjo una reconsideración de expresiones y festividades populares, por definición ligadas a la trasgresión y al desorden, realidades totalmente alejadas del modelo de sociedad que se necesitaba para acceder al progreso y la civilización, objetivos finales plasmados en el derrotero social, cultural y económico que las elites nacionales se habían fijado.