Madame D’aulnoy retornó a Francia en 1690, luego de su periplo por España. Para esa época la
escritora ya era destacada en la sociedad aristocrática y logró ser reconocida por su salón
literario, el que estaba compuesto por sus creaciones basadas en relatos de viajes, memorias y
por una amplia escritura en torno a cuentos de hadas, entre ellos El pájaro azul, La Princesa
Rosette o la Bella de los cabellos de oro. Aunque menos conocida en los siglos siguientes que
Hans Christian Andersen o Charles Perrault, los cuentos de hadas de Madame d’Aulnoy tenían
heroínas más fuertes y pioneras, como una condesa que se travestía para ayudar al rey que
perdió su reino, o Mira, una mujer de tanta belleza que sus admiradores llegaban a morir. Los
cuentos de hadas de la francesa se centran como motivo en el poder del amor y el
comportamiento ético de sus personajes.