Este libro puede leerse como un film ensayo. Imágenes tomadas en el transcurso de una
larga historia de sangre y desarraigo. Capturas de un lugar al cual se pertenece portando
la marca indeleble del poder y la violencia. Este libro es también un viejo cementerio, el
obituario de sus muertos. Pero acá nadie habla por su boca. A la manera de Lee Masters
en Spoon river o Tulio Mora en Cementerio General, acá los muertos concurren a dar
testimonio con su propia voz. Actas oficiales, noticias, letras de canciones, crónicas y
oficios legales, toda clase de fuentes y documentos completan el relato de esas voces. Un
relato cuyo arco va desde la esclavitud en la colonia y la Guerra del Pacífico a la dictadura
militar, los campos minados en la frontera, la inmigración y el narcotráfico o el
envenenamiento por arsénico de los pobladores. La ciudad que estas voces y vestigios
recomponen en la memoria podría ser la ciudad más septentrional de nuestro territorio.
Pero también la metonimia de toda la patria. Nocturno de Chile si, como dice este libro:
De noche la patria es un fantasma una idea transparente.