Érase una vez un pato... ¿o era un conejo? ¿O un pato que también es un conejo?
¿Eso existe? Wittgenstein, un filósofo austríaco del siglo pasado, cree que sí: según
la perspectiva que elijas, la imagen cambia y esta historia también. Después de
todo, un conejo no puede volar, mientras que un pato encontraría difícil esconderse bajo tierra. El cazador tendrá que adaptarse a esta incertidumbre, y con él,
también lo hará el lector.