La libertad no es el orden natural de la humanidad. En la mayoría de lugares y de épocas,
los fuertes han dominado a los débiles y la libertad ha sido aplastada por la fuerza o por las
costumbres y las normas. A menudo los Estados no han tenido la suficiente capacidad para
proteger a los individuos o, por el contrario, han sido tan fuertes que la gente no ha podido
defenderse de su despotismo.
La libertad solo surge cuando se logra un equilibrio delicado y frágil entre el Estado y la
sociedad. El pasillo que lleva a la libertad es estrecho y solo puede recorrerse si se produce
una lucha constante entre el Estado y la sociedad. Pero ¿en qué consiste esa lucha?
En un recorrido fascinante que nos lleva del mundo árabe en tiempos de Mahoma a las
ciudades-Estado de la Italia medieval, de la Latinoamérica de las dictaduras a la Suecia
que inventó la socialdemocracia, de la caótica República de Weimar a la China imperial, El
pasillo estrecho nos introduce en el que tal vez sea el proceso más fascinante de la historia:
el de la obtención de la libertad. Una libertad que solo puede existir cuando la sociedad
cuestiona el poder del Estado y de las élites, pero también cuando, al mismo tiempo, existe
un Estado robusto capaz de defender nuestros derechos cuando estos se ven amenazados.