Aurora trajinó lo inanimado lo terroso polvoriento y lo salado sintió ruidos en las noches y pasos sigilosos vislumbró criaturas expertas en tinieblas y lloró ante el resplandor de la Luna en las nieves eternas del Licancabur.
Aurora Parire venía huyendo del Sur Austral. Aurora tatuó el firmamento en sus neuronas y creó su laberinto las historias semifalsas no negaban sus juegos con las diosas semidiosas durante el carnaval.
Yo soy Aurora Parire yo arranqué de un mal de amor él sabía herir si me matas te mato gritaba hundido en la rabia amar y odiar no era lo mío.
En el altiplano Aurora se asombró de caminantes