“El desconocimiento mantiene en la separación a los hombres y a los pueblos. El
conocimiento los acerca cada vez más. Para que ese conocimiento sea fecundo en frutos de unidad y solidaridad tiene que estar encaminado al descubrimiento de los valores profundamente arraigados, desde muy remotos tiempos, en otras religiones y en los hombres que las viven. Por eso el Concilio ‘exhorta a los católicos a que, con prudencia y caridad, mediante el diálogo y la colaboración con los adeptos de otras religiones, dando testimonio de la fe y la vida cristiana,
reconozcan, guarden y promuevan aquellos bienes espirituales y morales, así como los valores socioculturales que en ellos existe’”. Jesús Martínez Dueñas, Introducción a “Historia de las Religiones”