Este libro logra calar en el lenguaje, develando, en sus mejores momentos, nuevas relaciones entre las palabras, inéditas afinidades conyugales, a veces escondidas tras una evocación etimológica, o alguna feliz semejanza fónica: sorpresa y hallazgo. Detalles aparentemente nimios, que muy pronto se revelan como partes de una estructura que los dota de un sentido insospechado. Un parentesco entre dos palabras cercanas, por ejemplo, en verso, detenta una carga simbólica significativa, a diferencia de la prosa común, donde incluso, suena a vulgar cacofonía.