Una tormenta que se prolonga por cinco días obliga a los cuatro protagonistas de esta novela a quedarse encerrados en la casa de Ana y Pedro en la precordillera. Los caminos están cortados, casi no hay señal de teléfono ni menos de internet. El agua, que cae con una fuerza sobrenatural, parece un castigo.
Rebeca, la hija de ambos, rápidamente entabla una complicidad y siente deseos por Vicente, un sobrino de Ana que nació en París, durante el exilio de su familia tras el golpe militar, y que está en Chile por primera vez. Separados por el silencio y el secreto, la familia no volvió a tener contacto desde 1973. La visita del joven restituye el contacto, pero esconde, a la vez, una amenaza que podría desestabilizar a Ana y todo su mundo. También ella se ve envuelta en una relación ambigua con Vicente: el miedo y la fascinación van creciendo con el paso de las horas.
Historia de la fractura y la diáspora, Algo temporal adhiere a la mejor tradición de la novela psicológica, indagando en los deseos y ansiedades de sus personajes, y lo hace con un estilo transparente y bellamente doloroso. De pronto, sugiere Paula Carrasco, cualquier noción de orden, estructura o pasado puede derrumbarse debido a un temporal que amenaza con destruir el relato que hemos construido de nosotros mismos. Algunos los llaman traumas; otros, recuerdos