Nacido en el valle central chileno, zona campesina por excelencia, el artista fue un enamorado de los dulces paisajes rurales, que pintó con progresiva soltura y cada vez con más colorido a lo largo de su carrera. La belleza de sus telas conmovió a sus coetáneos en Chile y en Francia, su "patria de adopción", valiéndole más galardones que a cualquier artista nacional del siglo XIX.