Daniela Cápona recorre con ánimo crítico y genealógico una historia de la subjetividad marica en el teatro chileno, paisaje que levanta una escena multiplicada en cuadros, episodios, obras y legendarios montajes, casi como reiterando la técnica criminalista de ir al sitio del suceso y levantar los cuerpos. Esa emergencia simbólica para develar la pulsión de sexualidades perseguidas históricamente se presenta a través de una metáfora que da título a la investigación: “A una isla los llevaría”. Imagen, rumor, castigos y sentencias que abultaron el imaginario de la persecución a maricas, homosexuales, colas en la historia de la higiene sexual que recorrió el siglo XX en la nación. Andrés Pérez en La huida o Pedro Lemebel en sus crónicas son algunos de los autores que recogieron ese imaginario de persecución donde el mar ha sido el destino infame para desterrar a la homosexualidad del corpus de la nación. Daniela Cápona nos presenta una investigación notable, sentida, acuciosa y comprometida que revisa y reconstruye las “estrategias de aparición” de esas disidencias sexuales en el teatro chileno. La investigadora, la actriz, la autora, la activista sexo disidente comparece en esta geografía teatral para decirnos que hubo una gramática sexual que buscó salir tras las bambalinas y aquí por fin alcanza la orilla visible de su escritura para el gran público, los activismos sexo/disidentes y también para quienes aman el teatro como zona de libertad imaginativa. Juan Pablo Sutherland